PRÓLOGO
Los educadores modernos se dan cuenta cada vez más de que a una educación completa e integral no solo necesita formar el intelecto, sino también la voluntad y el corazón. En otras palabras, la formación del carácter es igual de importante —si no es más importante— que incorporar conocimientos. La habilidad intelectual no es garantía de que una persona vaya a ser capaz de superar las dificultades de la vida y de respetar los principios de acción correctos en momentos de aflicción. Solo una voluntad fuerte y un carácter firme le permiten al hombre ser inquebrantable a la hora de soportar dichas pruebas.
El antiguo dicho griego que dice «Conócete a ti mismo» sigue estando en vigencia.
El conocimiento de los cuatro temperamentos ha demostrado ser muy útil para conocer y controlar las situaciones de la vida diaria, por más que la psicología moderna algunas veces lo haya dejado de lado.
Conrado Hock en Los cuatro temperamentos, nos ofrece información breve pero valiosa, con sugerencias prácticas para el propio conocimiento.